Tuba libre se congratula en presentar la segunda parte del ensayo "Historia no oficial de la Revolución Mexicana"; producto de un análisis crítico del Ing. Alejandro Orozco Álvarez. El ensayo a causado polémica, sin duda cada quien tendrá sus conclusiones producto del color del cristal con que se lea. Sugerimos leer la primera parte de este ensayo, antes de leer esta segunda parte. Para ir al artículo click aquí.
INICIO DE LA PRESIDENCIA DE FRANCISCO I. MADERO
Todo el poder político y económico, tanto del Estado como de las empresas privadas, se había lanzado agresivamente a la conquista de mercados y a la obtención indiscriminada de ganancias.
Estados Unidos no le quitaba la vista de encima a Madero mientras miraba con atención a Inglaterra y Alemania. Uno más que observaba al Presidente Madero era Victoriano Huerta, alto militar allegado al exiliado Díaz, quien había sido congelado por Madero para permitirle el restablecimiento completo de la enfermedad de sus ojos.
Comentaba Huerta: “Ahora ya los buenos militares no están en el poder y ve tú a saber qué programa traiga para nosotros Madero, ahora cuenta con 2 ejércitos diferentes, el nuestro y el ”quesque” llaman revolucionario. Lo que me preocupa es que no cabemos los dos.”
El Presidente Madero dio a conocer su gabinete, que a pocos convenció. Jugarían un papel preponderante, para bien o para mal, los siguientes:
Jefe de Gabinete: Gustavo Madero (hermano del Presidente)
Secretario de Hacienda: Ernesto Madero (primo del Presidente)
Secretario de Guerra y Marina: José González Salas (otro primo del Presidente)
Mención especial a los siguientes 2 nombramientos:
Secretario de Agricultura, Comercio e Industria: Don Rafael Hernández (primo del Presidente ¡faltaba más! En sus manos los latifundistas del país podrán estar tranquilos, él garantiza la no repartición de un solo metro cuadrado de tierras a los campesinos)
Secretario de Relaciones: Manuel Calero (Presidente de la Cámara en los tiempos de Díaz: Calero había sido empleado incondicional de Edward Mc Doheny)
De inmediato hubo reacciones en contra de Madero por los nombramientos.
—¿Cuáles beneficios de la Revolución —se preguntaba Zapata?, —¿Y la repartición de tierras para cuándo?
Emiliano Zapata encabezó a través del Plan de Ayala el movimiento armado, sólo 3 semanas después de haber iniciado Madero su periodo Presidencial
Zapata anunció, a través del Plan, el desconocimiento de Francisco I Madero como Jefe de la Revolución y como Presidente de la República, precisamente por traicionar el Plan de San Luís al no haber procedido en forma inmediata a restituir sus tierras a los campesinos, quienes lo habían apoyado a sangre y fuego para alcanzar la primera magistratura. Además, se le desconocía por haberse rodeado de miembros del Porfirismo, opositores a los principios políticos sostenidos por el Zapatismo.
Comentaba Madero a su esposa Sara, —En la entrevista que tuve con Zapata, no pude convencerlo, no pude llevarlo al terreno de la razón; ¿Para qué quiere usted que se reparta la tierra Emiliano si no goza usted de libertad y de seguridad jurídica? No están los campesinos listos para hacer producir las tierras; no tienen dinero; espere un poco más de tiempo para dar certeza jurídica.
Sara intentaba comprenderlo —Entiende Pancho, que les han robado su principal patrimonio, su tierra; que nunca vieron la posibilidad de recuperarla. Creo que mientras no se vuelvan a asentar nuevamente en ellas no abandonarán las armas, ellos quieren tierras, no argumentos ni razones; no se te olvide.”
Madero ensimismado reflexionaba —Tengo que destinar los dineros, aunque no quisiera, en principio, a caminos, puentes, escuelas, puertos y riego; a la matanza de mexicanos, de zapatistas; ¿te imaginas?, en lugar de comprar pupitres para alfabetizar a los niños indígenas, tengo que comprar cartuchos para matar a sus padres.”
POR FIN UN PRESIDENTE COBRA IMPUESTOS A LOS PETROLEROS
Madero cita de urgencia a su gabinete, para externarles su preocupación por el estado lamentable que guardan las finanzas públicas en su gobierno.
Explicaba: “En 1909 se produjeron 2’713,500 barriles de petróleo. Según se pudo constatar, correspondió una carga fiscal insustancial; ahora, 2 años después -en 1911- la producción se elevó a 12’522,798 barriles, o sea, un 500% de incremento. No es difícil suponer que en 1912 se registrará un crecimiento similar. Por lo anterior, resolví emitir un Decreto por medio del cual el erario público hará exigible un pago de veinte centavos por tonelada de petróleo extraído. Es impostergable este impuesto para sufragar los gastos de armamento para sofocar los alzamientos rebeldes, en particular el de Zapata.”
Madero emitió con valentía el Decreto; además, obligaba a los petroleros a inscribirse en un registro específicamente diseñado por su gobierno para contar con informes relativos al valor y composición de sus activos, con el objeto de poder determinar oportunamente el importe de la indemnización correspondiente, en el caso de una expropiación, de todas sus inversiones; ¡el Presidente de la República había ido muy lejos!
El petrolero inglés Mr. Person, aceptó el Decreto. Era estratégico afianzar con el Presidente Madero todas las inversiones inglesas. Mc Doheny, como era de esperarse, lo rechazó enfurecido. Además, pidió la intervención de Henry Line Wilson (Embajador Estadounidense en México) para que pusiera un alto a este malagradecido Presidente mexicano.
Line Wilson pasó un comunicado al Secretario de Estado, Knox, informando sobre el injusto impuesto y pedía ya la intervención de las tropas americanas si fuese necesario.
Wilson entregó a Pedro Lascurain, nuevo Secretario de Relaciones Exteriores mexicano (Manuel Calero ya había renunciado por serias discrepancias con el Presidente Madero), la nota del Departamento de Estado.
Wilson precisó que: “… el ejercicio de la soberanía de México no podía justificar los actos hostiles contra ciudadanos americanos…” y que: “…ahí era donde se debería encontrar el límite jurídico de las facultades del Estado mexicano. Continuó diciendo que: “…las empresas norteamericanas tienen el apoyo de la Casa Blanca para no cumplir con lo establecido en el Decreto. Por último, sentenció: “…ahora bien, deseo la respuesta de su gobierno para que mis superiores evalúen la posibilidad de concretar tropas en la frontera y, en su caso, defender los bienes de nuestros nacionales.”
Los impuestos derivados del Decreto fueron pagados al gobierno de Madero sobre la base de un “Protesto”, condicionado a la suerte del proceso judicial iniciado ante la Corte Superior.
El Decreto expedido para obligar a la inscripción a las compañías petroleras de los registros públicos quedó en papel, nunca se llevó a cabo.
Posteriormente, la estrategia obrera maderista condujo al nacimiento de sindicatos, uniones y en general, de asociaciones de trabajadores, desde luego desconocidas durante la dictadura, en donde siempre fueron ignoradas las más elementales garantías obreras.
La estrategia yanqui era clara, era momento de usar las utilidades de las empresas americanas establecidas en nuestro país para denostar a Madero, para la intimidación; se compraron periódicos al estilo de Randolph Hearst (Poderoso terrateniente del norte de México). Se dedicaron a destruir la política maderista, a desprestigiar la figura del Presidente de la República; los ánimos empezaron a calentarse públicamente en su contra.
El gobierno mexicano perdió gradualmente credibilidad, respeto y adeptos. Declaraba Line Wilson: “El objetivo del Presidente Madero es quedarse con el control de las más importantes empresas americanas; con ello, ampliar el poderío de los bancos y de las industrias de la familia del Presidente.”
OTRO INTENTO POR DERROCAR A MADERO
En una reunión entre Wilson, Guggenheim (Presidente de la Mesa de Consejos de la Embajada Americana en México), Aldrich, los Rockefeller (también dueños de la compañía Americana Smelting and Refining Co); y de la compañía Mexicana Continental, propiedad de los últimos dos. Preocupados por la expansión de las industrias metalúrgicas, propiedad de la familia presidencial, resolvieron iniciar y financiar la primera revuelta contra el gobierno maderista.
La estrategia la planteó Aldrich: “Será Pascual Orozco el escogido para alzarse en armas en contra de Madero, tiene razones de sobra para aceptar. Madero ni siquiera lo incluyó en su gabinete ni le dio la gubernatura de Chihuahua, además de contar con un arraigo extraordinario en Chihuahua, y de ser un experimentado militar. Junto con Orozco, apoyaremos a Luis Terrazas, aquél que alega que Chihuahua está dentro de su hacienda; siempre temeroso de una expropiación de sus tierras de Coahuila y de Chihuahua por parte del Gobierno de Madero.”
En Marzo de 1912, fue publicado el Pacto de la Empacadora. Planteaba un nuevo desconocimiento del Gobierno Constitucional de Madero; asimismo, su derrocamiento por la vía de las armas. Era el tercero: Zapata fue el primero en el mes de Noviembre, luego fue Bernardo Reyes en Diciembre y ahora tocaba el turno a Pascual Orozco.
Los verdaderos artífices se ocultaron magistralmente, sobre todo Guggenheim, antiguo patrón del Embajador Wilson.
Como parte del plan se invitó al Pacto a los hermanos Flores Magón, grupo radical de extrema izquierda. Con esta incursión adquiría el movimiento un tinte político obvio, el capital americano quedó a salvo de cualquier sospecha. El dinero americano fluyó.
Orozco tomó Chihuahua con suprema facilidad, el Congreso Local lo aplaudió. Acto seguido, Orozco, con seis mil leales se dirigió al centro del país. El maderismo echó mano de su mejor hombre militar, también familiar del Presidente. En la primera batalla fracasa y, acto seguido, se suicida. El Presidente tuvo que buscar con desesperación a Victoriano Huerta. Sí, efectivamente; así fue, a Victoriano Huerta, quien aplastó fácilmente a Orozco.
Reflexionaba Huerta: “Era necesario enseñarle con claridad, quién controla el uso de la fuerza en este país.”
SE LE ADVIERTE A MADERO EL PELIGRO DE VICTORIANO HUERTA.
Francisco y Gustavo Madero charlaban en la intimidad:
—Pancho: Victoriano Huerta no es de fiar, él ha manifestado públicamente no ser leal a ti, su lealtad es con Porfirio Díaz. Huerta está ahora consciente de su poder y de la dependencia absoluta de tu gobierno hacia los militares.
—Se te olvida —le replicó Francisco su hermano —que quien ha sabido ser fiel lo seguirá siendo en cualquier puesto o en cualquier circunstancia; o se es o no se es, Gustavo. Si le fueron leales a Porfirio, también lo serán conmigo.
—Mira hermano —Gustavo no podía dejar de insistir —también considero importante comentarte las andanadas del Embajador gringo, supe que asistió a una reunión en donde públicamente se refirió a ti en términos verdaderamente majaderos, ya sabíamos del odio enfermizo que te tiene, pero todo era en un círculo íntimo, ahora ya lo externó públicamente.
—¿De dónde me tendrá tanto coraje el Embajador? —preguntó el Presidente —si sigue así, me voy a ver en la necesidad de pedirle a Taft su sustitución.
La porra, así fue identificado en todos los medios oficiales el grupo de legisladores presidido por Gastón Santos Paredes, identificados plenamente por las causas liberales. Ellos exigían el reparto de tierras, el fin del latifundismo, la aplicación estricta de la Constitución de 1857 y la exclusión absoluta de la Iglesia en cualquier actividad política. También respaldaban los propósitos nacionalistas dirigidos a limitar la explotación de recursos naturales por compañías extranjeras inescrupulosas.
Los inversionistas americanos, junto con Line Wilson, volvieron a intentar otro golpe de estado; ahora el elegido fue Félix Díaz y la fecha 16 de octubre de 1912; el lugar para iniciar el levantamiento: Veracruz.
El 20 de octubre de 1912 llegó a Veracruz el cañonero americano “Desmoines”, y con él, el siguiente comunicado: “¡No se le ocurra atacar Veracruz ni hacer daño a Félix Díaz señor Presidente!”
Madero lloró desconsoladamente, lloró su indefensión, su ingravidez política. Decía: “Otra vez los militares, malditos militares. Bernardo Reyes, Pascual Orozco y ahora éste nuevo Porfirito.”
Sin embargo las fuerzas federales permanecieron fieles a Madero, y Félix Díaz fue aprehendido precisamente cuando pretendía refugiarse en el Consulado Americano.
EL EMBAJADOR LINE WILSON BUSCA EL APOYO DEL PRESIDENTE TAFT PARA DERROCAR A MADERO.
Henry Line Wilson enfureció al conocer la derrota de Félix Díaz. Logró una entrevista con su Presidente Taft y con el Secretario de Estado, Knox, en la Casa Blanca en Diciembre de 1912; su objetivo, convencer al Presidente Taft de la necesidad de una acción militar antes de que entregara el poder en Marzo del siguiente año.
La respuesta de Taft fue tajante: “No señor embajador, no. Ése no es el camino, no debo jugar en una carta todo el éxito de mi gestión presidencial y menos faltando dos meses para entregar mi administración. Es mejor la amenaza; si sabe sembrar el miedo con inteligencia se recogen frutos de la misma calidad de la que usted, acertadamente, pretende. Descarte usted la fuerza, utilice la amenaza.” Wilson volvió a la ciudad de México en enero de 1913.
Casualmente se cometen varios asesinatos (14) de americanos latifundistas, la estrategia de Wilson iniciaba: “Matemos ahora americanos y carguémosle al lunático de Madero sus muertes; no es difícil suponer que Taft autorizará el golpe final a Madero.”
Line Wilson propone a Victoriano Huerta, en el más absoluto anonimato, que inicie el golpe de estado. Huerta acepta con dos condiciones: la primera, él y sólo él será el Presidente de la República. La segunda, el Gobierno de los Estados Unidos debe reconocer su gobierno inmediatamente. Wilson se compromete y acepta el trato.
ASESINATO DE MADERO EN LA DECENA TRÁGICA
El 9 de febrero de 1913 comienza la que se le conoce como la decena trágica que termina el 19 de Febrero del mismo año.
9 de Febrero de 1913, domingo. Los sublevados liberan a Bernardo Reyes y Félix Díaz. Madero marcha desde Chapultepec hacia el Palacio Nacional. Es ahí donde Madero nombra Comandante Militar de la Plaza al General Victoriano Huerta, error que le costaría la vida.
10 de febrero, lunes. Los diarios capitalinos no aparecen. Temor general. No hay transporte y las tiendas permanecen cerradas.
11 de febrero, martes. Se cañonea la Ciudadela. Huerta envió en descubierto a las tropas leales del Presidente, dizque para que tomaran por asalto a la Ciudadela. Fueron salvajemente acribillados.
12 de febrero, miércoles. Escapan los presos de la cárcel de Belén. La ciudad queda sin servicios.
13 de febrero, jueves. Se recrudece la lucha de la Ciudadela y sus alrededores. Se disparan cientos, quizá miles de cañonazos .
14 de febrero, viernes. Varios edificios públicos son dañados. Muchos civiles mueren a causa de "balas perdidas".
15 de febrero, sábado. El Presidente Madero, sigue siendo visitado por varios embajadores y senadores liderados por Wilson, para convencerlo que renunciara. Nunca aceptó. La ciudad se llena de humo producido por los cadáveres incinerados.
16 de febrero, domingo. Se pacta un armisticio que es roto al poco tiempo. Mueren cerca de 300 civiles ajenos a la lucha.
17 de febrero, lunes. Gustavo Madero descubre a Huerta negociando con Félix Díaz en secreto, es clara la traición, clarísima. Él mismo detiene a Huerta y lo lleva frente al Presidente, quien es informado de los planes del renombrado militar apóstata. Huerta, sin titubeos, explica las razones que tiene para no acabar con Félix Díaz. Madero desoye a su hermano, de nueva cuenta devuelve a Huerta su espada junto con su libertad y le da 24 horas para demostrar su lealtad.
18 de febrero, martes. Como prueba de la fidelidad solicitada, Francisco I. Madero es apresado en Palacio Nacional, Huerta se lo informa inmediatamente a Wilson.
19 de febrero, miércoles. Madero y Pino Suárez son obligados a renunciar, Wilson cita en la Embajada Americana a Huerta y a Díaz, acuerdan el “Plan de la Embajada”. Huerta será el Presidente interino y Félix Díaz será candidato en las siguientes elecciones que convocará Huerta. Después del pacto Henry Line Wilson descorre las cortinas que separaban a la sala de juntas y a voz en cuello informa: Señores, tengo el inmerecido honor de presentar a ustedes al nuevo Presidente de México, para quien pido un caluroso aplauso. Para vergüenza de todos los mexicanos, desde la Embajada de los Estados Unidos se destapaba al usurpador
El Congreso nombró Presidente a Pedro Lascuráin, que había sido Ministro de Relaciones Exteriores de Madero, quien -a su vez- como único acto de gobierno (sólo fue Presidente 45 minutos) y, de acuerdo al pacto, nombró Ministro de Gobernación a Victoriano Huerta para inmediatamente renunciar y dejar a Huerta como Presidente Provisional Legal de México.
22 de febrero, sábado. Madero recibió en su prisión improvisada la visita de Sara, su esposa, y de su madre. La madre de éste informó a Francisco de la muerte de su hermano Gustavo. Sara, su esposa, trató de reconfortarlo y motivarlo para pensar en una vida tranquila en París, se dieron un beso y se retiró, en llanto. A las 22:00 horas los mandaron a acostarse para que 20 minutos después los despertasen con la noticia de que serían trasladados. Madero preguntó al guardia por qué no se les había informado antes para estar vestidos, pero éste no le respondió. Por órdenes del general Aureliano Blanquet, confirmadas por Huerta y Mondragón, se trasladó a ambos en ese momento y en distintos coches a la Penitenciaría de Lecumberri.
En el trayecto se simuló un ataque para liberar a los prisioneros. Se les disparó de manera cobarde repentinamente por la espalda, quedando muertos al instante..
PRESIDENCIA DE VICTORIANO HUERTA
Woodrow Wilson tomó posesión de la Casa Blanca el 4 de marzo de 1913, el primer Presidente demócrata -en ese entonces- de los últimos veinte años, sólo 10 días después del asesinato del Presidente Madero y del Vicepresidente Pino Suárez.
Woodrow Wilson se refería a Madero de la siguiente manera: “Madero estructuró democráticamente un Poder Legislativo, un Congreso que se pronunciaba con libertad, honestidad y seguridad; representaba las verdaderas fuerzas políticas de la nación mexicana. Fue valiente en ello. La fórmula del Presidente Madero era, precisamente, la idónea para todo el Cono Sur, yo la hubiera defendido y apoyado a ultranza. El Presidente Madero hubiera sido mi bandera en el resto de América Latina.”
La Casa Blanca jamás reconoció el Gobierno del usurpador Huerta. Una vez que el Presidente Wilson comprendió la ingerencia que tuvo el Gobierno de Taft y los inversionistas petroleros en la caída de Madero, removió del cargo a su embajador en México al miserable Henry Line Wilson.
Weetman Pearson, accionista mayoritario de la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila (empresa petrolera inglesa), captó en la postura de Washington una ventajosa oportunidad económica y mercantil para los intereses ingleses, en particular los petroleros; en consecuencia, ejerció todo tipo de presiones ante la Corona Inglesa, para lograr el reconocimiento diplomático del Gobierno Huertista y captarse de esa forma la buena voluntad del usurpador. Se trataba de convencer al Rey de Inglaterra del beneficio de adelantarse a los Estados Unidos en la obtención de concesiones y de todo tipo de negocios.
Algunos días después, el Rey de Inglaterra enviaba a Victoriano Huerta una carta mediante la cual le extendía el reconocimiento diplomático esperado por el golpista. Empezaba la legitimación internacional de la sangrienta usurpación.
INICIA EL LEVANTAMIENTO DE CARRANZA , OBREGON Y VILLA
Mientras tanto, dos militares y un civil se unían para derrocar a Victoriano Huerta. Los militares Álvaro Obregón y Francisco Villa; el civil, Venustiano Carranza; finalmente se habían levantado en armas contra el nuevo dictador.
Carranza publica el Plan de Guadalupe, donde se desconocía a Huerta como Presidente de la República, así como los Poderes Legislativo y Judicial Federales. Desconocía a los Gobernadores que no secundaran el Plan. Se designaba al Gobernador de Coahuila, Don Venustiano Carranza, primer Jefe del Ejército Constitucionalista, quien tendría la obligación de convocar a elecciones tan pronto se consolidara la paz, y entregar el poder al ciudadano que resultara electo. Fuera de este Plan de Guadalupe quedaron: los lineamientos agrarios, garantías políticas, las obreras y el fraccionamiento de los grandes latifundios.
—“El que se me ponga enfrente me lo chingo, sea Gobernador, Diputado, Senador o Ministro…” —comentaba el dictador, mientras se fumaba un carrujo de marihuana. Así mandó asesinar a Abraham González, Gobernador por Chihuahua, al Senador por Chiapas, Belisario Domínguez, al Legislador Gastón Santos Paredes, entre muchos otros.
El Presidente de los Estados Unidos, Wilson, envía un documento a Huerta a través de su enviado especial, John Lind (No había embajador); donde se le exigía lo siguiente:
a) Cese inmediato del fuego, acompañado por un armisticio general.
b) La promesa de una elección pronta y libre en la que participarían todos los partidos.
c) La seguridad de que Huerta no sería candidato en esas elecciones.
d) El acuerdo de todos los contendientes, de cumplir con el resultado de esas elecciones.
Al mismo tiempo, en el más absoluto anonimato, se le hace llegar a Venustiano Carranza armamento y municiones a cuenta de pagos de impuestos por adelantado por parte de las empresas estadounidenses Waters Pierce Oil Co. y la Mexicana Petroleum Co.
Huerta convoca a elecciones el 26 de octubre de 1913 con la finalidad de distraer a los Estados Unidos con tiempo, sólo tiempo es lo que necesitaba según él.
Huerta decretó un aumento de 20 centavos a un peso en el impuesto al petróleo, con ello financió parte de las deudas del Gobierno y la compra de armamento. También tuvo en su escritorio la propuesta al Congreso para la expropiación petrolera, obviamente con sus excepciones a la Corona Inglesa. Nunca se formalizó este documento.
Huerta elucubraba las elecciones: “En la boleta electoral irán todos los candidatos de todos los partidos, pero habrá una opción que dirá otros; ahí, mis leales podrán marcar mi nombre; Victoriano Huerta; cuantas veces se necesite; claro que la gente argumentará que hubo fraude. Yo muy sensible al reclamo, accederé a anular las elecciones, pero como no hay a quien entregar el poder; pues volveré a convocar a elecciones para abril de 1914; así habré ganado seis valiosos meses, para que el Gobierno de Inglaterra y/o el Gobierno de Alemania, me presten dinero o me vendan armamento para, de una vez por todas, acabar con estos revoltosos del norte.”
Envalentonado Huerta llevó a cabo un nuevo Golpe de Estado el 9 de octubre de 1913 al disolver al Congreso de la Unión y encarcelar a los 108 diputados, enemigos de su Gobierno; al día siguiente Lionel Carden presentaba sus cartas credenciales como nuevo embajador de Inglaterra en México.
Los petroleros americanos exigían a su Gobierno la inmediata intervención militar para invadir México y aplastar en definitiva a Huerta.
WILSON INICIA SU PARTICIPACION EN LA CAIDA DE HUERTA
El Presidente Wilson enfureció por la actuación de Huerta; ordenó a su Secretario de Estado, Bryan, enviar una carta a todos los países europeos que habían reconocido a Huerta, donde se les aclaraba que el Presidente de los Estados Unidos, consideraba ilegales todos los contratos y concesiones desde que Huerta asumió el poder; así mismo, las leyes aprobadas por el Congreso Mexicano. También pidió a su Congreso la elevación de la tarifa por el derecho de paso por el canal de Panamá, en clara alusión a la flota Inglesa (no se llevó a cabo este incremento repentino).
Por otro lado, la Revolución Mexicana cobraba un tremendo ímpetu; las plazas federales caían una a una, con la consecuente preocupación del tirano. Carranza y Obregón empezaban a distanciarse de Villa. Comenzaba la escisión en las filas institucionales, Carranza no confiaba ya en Villa, su jefe de la División del Norte, quien día a día adquiría más prestigio político y militar.
Amenazaba Wilson: “Veremos si la Corona Inglesa prefiere la amistad con los Estados Unidos, justo en estos tiempos donde la relación entre Inglaterra y el Káiser Alemán parecen ya imposibles de resolverse sin un conflicto armado, o deciden apoyar al Presidente usurpador de Huerta”.
La respuesta fue obvia, el Gobierno Inglés aceptó que fueran los Estados Unidos los que se encargaran de proteger sus mismísimos intereses. El golpe fue a la cabeza para Huerta y Weetman Pearson (ahora Lord Cowdray), de este impacto era imposible recuperarse, sólo era cuestión de tiempo. Ahora el Almirantazgo Inglés se surtía del petróleo de McDoheny rival irreconciliable de Lord Cowdray, éste último no daba crédito de lo que oía y veía.
Huerta sintió el agua al cuello, hizo saber a Wilson que en las elecciones de abril no iba como candidato; el Tirano sólo le pedía quedar en el siguiente Gobierno como Ministro de Guerra. Wilson ignoró su estúpida propuesta.
Huerta sólo se sostenía por el Clero, los terratenientes y el ejército federal, además de la compañía petrolera “El Águila”, S.A. representada por Lord Cowdray y el Embajador Inglés Carden.
Los constitucionalistas, de éxito en éxito, se hicieron de Piedras Negras, Ojinaga y Nuevo Laredo. Villa está incontenible, Obregón siempre triunfador.
Wilson se mostraba reflexivo: “¿A quién apoyaremos para ocupar la Presidencia?, ¿a Carranza, Villa, Zapata, Gamboa?, de todos no se hace uno; creo que por su formación religiosa nos conviene Gamboa. Lo que no voy a aceptar en definitiva es una invasión militar; sin embargo, la intimidación puede funcionar, haré saber a Carranza que existe la posibilidad de una invasión.
”
El ADVENIMIENTO DE VENUSTIANO CARRANZA
Venustiano Carranza fue el triunfador indiscutible, militarmente hablando, él declaró una intromisión en asuntos internos de México: la amenaza de los yanquis. Carranza enérgicamente amenazó: “Si osan poner un pie en nuestro país tropas de los Estados Unidos, tendrán una lucha sin cuartel hasta vencerlos y expulsarlos.”
Veracruz es el depositario del momento final, navíos yanquis de guerra ponen proa en Veracruz.
El “Ipiranga” alemán volvió a hacer acto de presencia, en el puerto, ahora con armamento adquirido por Huerta. Nunca pudieron descargar ese armamento para Huerta.
Los defensores del puerto volaron por los aires al detonar los obuses norteamericanos lanzados desde el mar por la Marina de Guerra norteamericana.
Cayó Veracruz en manos de extranjeros, más tarde caería Tampico en manos de Constitucionalistas. Carranza se niega -furioso- a colaborar con Wilson en el derrocamiento del usurpador.
Huerta, habiendo perdido todo, es obligado a negociar su caída. Nombró a Francisco S. Carbajal Secretario de Relaciones Exteriores, recayendo en él la Presidencia interina (14 Julio de 1914-13 de Agosto de 1914), inmediatamente acepta Carbajal entrar en tratos con los constitucionalistas triunfantes; nombra al General José Refugio Velasco para llevar a cabo el licenciamiento del Ejército Federal. Venustiano Carranza de acuerdo al Plan de Guadalupe toma el mando del Poder Ejecutivo.
El asesino de un Presidente de la República y de un Vicepresidente, de notables figuras políticas de la época, legisladores, periodistas, poetas, indios y yanquis presentó su renuncia el 14 de julio de 1914 ante el acoso incontenible de Álvaro Obregón.
Huerta, junto con Blanquet, se va al exilio a bordo de un buque alemán. Tendrán muchas horas para planear su venganza y regresar, sólo que no será con el apoyo de dólares o libras esterlinas, sino con marcos alemanes.
Nótese la diferencia, con respecto a Madero, en la forma de cómo ejerce el poder Carranza. Cuando se es el victorioso en una revolución se debe mostrar el carácter. Más tarde el varón de Cuatro Ciénegas demostrará ser un hombre inteligente para beneficio de los mexicanos.
Ing. Alejandro Orozco Álvarez
La primera y segunda parte de este ensayo se publicaron en la página tucolumna.com
miércoles, 3 de diciembre de 2008
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