Las redes sociales, apartado en que se encuentran ubicadas estas tres herramientas de la comunicación interpersonal por Internet; Facebook, Myspace y Hi5, fueron diseñadas con el objeto de brindar –inicialmente a jóvenes estudiantes- una plataforma de comunicación online que les permitiera de primera mano tener a su alcance amigos, compañeros de escuela y familiares en un contexto de muy deseable privacidad, donde el usuario registrado podría aceptar o expulsar miembros de su página si estos resultaran molestos, indeseables o desconocidos. Sin embargo, el éxito de estas redes sociales ha permeado a tal grado en la sociedad, que ahora no solo los jóvenes se registran y utilizan estas páginas, también los adultos han volteado sus ojos a estas herramientas, que les permiten administrar sus contactos, comunicarse con ellos, agendar eventos, reuniones sociales y/o laborales, compartir información y nostalgias, además de visualizar fotografías, con la posibilidad de etiquetarlas.
La falsa seguridad que brindan estos espacios, permite a los usuarios registrados “soltar” datos importantes y personales a diestra y siniestra con la convicción de que solamente los contactos autorizados podrán acceder a ellos. Sin embargo, en el caso de los jóvenes y uno que otro adulto, tienen una concepción natural pero errónea del uso adecuado de espacios como Facebook, Hi5 o Myspace, en virtud de que no los ven como una herramienta de administración de contactos, sino que absurdamente compiten por captar el mayor número de “amigos” en el site, lo que conlleva a convertir sus espacios, en un simple coleccionador de contactos. Aquí es donde el riesgo se hace latente; al aceptar contactos desconocidos, se abre la puerta a un mundo virtual que en esencia debiera ser privado para ojos ajenos, contactos que si bien en su mayoría son chicos que a su vez coleccionan amigos, no nos libra de agregar uno que otro malandrín de la red. Al registrarse en estos sitios, se llena un formulario de datos como teléfonos, domicilios, fotografías familiares, escuela donde se estudia, lugares de trabajo, actividades profesionales, recreativas etc., estos datos que si bien no son obligatorios son llenados por más del 80% de los usuarios que se registran. Con esta información básica los usuarios malintencionados pueden formar un esquema de ataque, donde con alguna información adicional sería muy difícil librarse, veamos un ejemplo hipotético, donde dos amigas “reales” (Perengana y Merengana) se escriben en Hi5 mientras un tercer amigo (usuario malintencionado) capta los datos adicionales :
P: ¿Qué onda Mere, ¿vamos saliendo a la biblioteca a estudiar, con Álex?
M: Uuuy es que tengo que ir al Gym a las 3, pero deja ver…
P: Pues no vayas, acuérdate que Alex nos va ayudar para el examen de inglés, ya sabes que la Miss Andrea es bien mamilas y si no pasmos ya no va a haber chance.
M: Pues si, lo malo es que no le avisé a mis papás, mi celular esta cortado, le puedes marcar a mi Mamá pa avisarle? es el 312xxxxxx.
P: Mere, no traigo teléfono, mejor le explicas cuando llegues, ya tengo que entrara la clase…
M: Pos si, ni modo, luego les digo, entonces nos vemos a las 3 en la biblio…
Con estos datos adicionales, el malandro ya tendrá suficiente para realizar una extorsión telefónica o bien si el sujeto es de alta peligrosidad podría realizar un secuestro real, veamos la hipotética extorsión…
15:00 hrs. Suena el teléfono de la casa de Mere y contesta su mamá: Tenemos secuestrada a su hija Merengana, la seguimos al salir de la facultad de xxxx, iba con Perengana y la acabamos de atrapar antes de entrara al Gimnasio, si no me deposita tanta lana en tal cuenta antes de una hora, no volverá á verla con vida.., no llame a la policía, sabemos que usted está sola en su casa ubicada en xxxx numero xxx…
Por supuesto el maleante está llamando desde la Conchinchina o algún CERESO del país, y para nada está vigilando su casa, le está vendiendo terror a domicilio, nada más que eso.
Las redes sociales son muy buenas herramientas para compartir, pero debemos ser cautelosos con la información privada, enseñar a nuestros hijos a no publicar datos, mostrarles los riesgos, ha utilizar otras vías para transmitir datos confidenciales, servicios como mensajería instantánea, mensajes o llamadas telefónicas aún cuando no son absolutamente seguras, tienen un grado menor de riesgo. Lo importante es educarnos en estos menesteres de la comunicación a través de la red, aprender para disfrutar de manera segura de todos los servicios que fueron creados para la comunicación y esparcimiento, pero que como en todo, tiene sus riesgos. ¿Usted que opina?
Este artículo se publicó el 31 de agosto de 2008, en el periódico Ecos de la Costa, de Colima, Colima, México.
