miércoles, 10 de septiembre de 2008

La casa del futuro



-Julio 12 de 2015, cualquier ciudad de América latina.

Ese domingo, Geraldo despertó en punto de las 11:25 luego de una noche de parranda en el bar de costumbre; el escáner personal de signos vitales y análisis químico que a todas horas escanea su cuerpo y su conciencia, indicó a la computadora maestra de su hogar que a esa hora Geraldo había descansado lo necesario para levantarse con buena disposición de vivir el día. Para despertarlo,

la computadora maestra ordenó que los cristales cambiaran a tonó claro permitiendo los reconfortantes rayos de sol, indicó que el equipo de sonido iniciara una melodía acorde con su estado de ánimo, -obtenido mediante un análisis del iris de sus ojos en el preciso instante en que Geraldo los abrió-; de igual manera, los tonos de las paredes cambiaron a más cálido para ofrecerle mayor confort. Al tiempo que despertaba, olió el deambulante aroma del café ofrecido por su cafetera automática, esta tenía la instrucción de mezclar los ingredientes exactos para fortalecer su ánimo en medio de la resaca. Geraldo se levanto al baño y orinó, el orín fue analizado minuciosamente por el minilaboratorio incorporado en el retrete, su peso y medidas fueron igualmente tomadas por la báscula y escanómetro ubicados en el baño, los resultados fueron enviados inalámbricamente a la CM (Computadora Maestra) quien dispuso lo necesario para fortalecer la salud y condición física de Geraldo. El dispensador electrónico de vitaminas y medicamentos expulsó una capsula única, contendora de una mezcla perfecta de vitaminas, minerales, antibióticos y analgésicos que mantendría su salud y bienestar confiable por ese día; la CM envió al televisor, Ipod, y teléfono celular la información anímica de Geraldo para que cada accesorio estuviera en condiciones de ofrecerle lo necesario para preservar o modificar su estado de ánimo. El televisor mostró una pantalla de los programas, películas, documentales y noticieros más adecuados para ver, el Ipod lanzó varias listas de música también en ese tenor, y el celular le mostro una lista concreta de amigos y familiares a los que seguramente el quisiera llamar, todo de acuerdo su estado de ánimo. Cuando despertó, Geraldo se sentía un poco confuso pero descansado, el café obró milagros y le relajó, la cápsula hizo maravillas y en menos de 10 minutos se sentía como nuevo. Solo faltaba una buena ducha. Al llegar de nuevo el baño, oprimió el botón de shower y el agua fluyó por los aspersores hidrodinámicos atemperados en un balance extraordinariamente reconfortante, presión de agua, temperatura y mezcla de aceites aromáticos, shampoo y jabón se combinaron en un gratificante masaje acuoso. Geraldo salió del baño y decidió que ese día no saldría de casa, por lo que informó de su decisión a la CM para que esta dispusiera lo necesario y poder “tirarla” en paz.
De inmediato, el selector de prendas mostró seis combinaciones de ropa adecuadas; escogió y se vistió pronto, pues el hambre empezaba a hacer estragos. Se colocó cómodamente en su sillón “reposet” mismo que inició una serie de masajes imperceptibles pero oportunos, accionó el mando del televisor y en el menú escogió “desayuno externo” dado que la resaca no había desaparecido del todo, la CM escogió 10 menús acordes a su condición; que huevitos rancheros; que menudo rojo; que chilaquilitos; que tortitas ahogadas, etc. (Cambiar estos deliciosos alimentos por capsulas y complementos alimenticios sería una verdadera salvajada, como seguramente sucederá en el 2015), nuestro desvelado amigo se decidió por un par de ahogadas con harto chile y un chesco bien helado. La CM hizo el pedido, pagó vía transferencia, solicito factura electrónica y envió al sistema de contabilidad la misma. Una vez ordenado el desayuno, Geraldo seleccionó el canal Sportronics –sugerido por la CM- para ver un partido de Hackmouse de los Hardisk’s de Nueva York contra los Google’s de Standford. Y así, Geraldo pasó el día feliz echando la güeva, entre películas, música, cambios de tono en las paredes, llamadas a sus seres queridos, alimentos externos, un estupendo estado de ánimo y todo el regocijo que le causaba ser el feliz poseedor de una casa controlada por CM.
Todas estas suposiciones, producto más bien de una elucubración mental de Tuba Libre que de una realidad tangible, creemos que son absolutamente posibles a futuro, sin embrago, estos sistemas deberán aprender los hábitos, gustos y reacciones de cada habitante para diseñar un esquema de apoyo personalizado y poder ofrecer el confort adecuado para cada uno de los usuarios que habiten estas super-casas. ¿Usted que opina?

Este artículo se publicó en los periódicos Ecos de la Costa y Correo de Manzanillo el domingo 7 de septiembre de 2008.

Ahíla

feraluj