El boom de las redes sociales por internet es sin duda un fenómeno harto peligroso para nuestros jóvenes cibernautas, que faltos de un criterio bien definido y con una supervisión endeble, navegan libremente por la gran red, sin medir las consecuencias.
Sitios de debate público, foros y lugares para hacer amigos cómo Hi5, Myspace, Facebook y otros, son un campo minado para los jovencitos. Con una extensa variedad de temáticas, estas redes sociales son una guarida perfecta para sujetos sin un ápice de moral, que deciden ocasionar daños a otras personas sin consideración alguna, bajo el vergonzante y tan socorrido anonimato.
Megan Meier era una chica de 13 años residente de O’ Fallon Missouri, quien conoció a un atractivo joven llamado “Josh Evans” a través de la red social Myspace (un lugar donde los usuarios pueden crear un mini-sitio o perfil con textos, fotos y videos personales, que se utilizan para captar la atención de otros usuarios y hacerlos amigos); con una autoestima baja, las encantadoras notas de “Josh” fueron enamorando a Megan al grado de lograr que se “encerrara” en su “virtual mundo feliz”. Por tres semanas “Josh” llenó de lisonjas a Megan; frases cómo “Tus ojos son divinos”, “eres una chica deliciosa” y “eres el amor de mi vida” plagaban las notas amorosas con las que “Josh” bombardeaba la ingenuidad de Megan. Una tarde, la chica decidió terminar su amistad de años con una amiga de apellido Drew, debido a que la relación le restaba tiempo para “chatear” con su enamorado. El día que Megan rompió con Drew, “Josh” el novio virtual cambió de actitud y en la primera de una larga cadena de insultos rompió con ella escribiéndole: “Me parece que no quiero seguir siendo amigo tuyo porque he oído que no eres amable con tus amigas” durante varios días, la confundida adolescente siguió recibiendo toda clase de insultos: “Megan es una vaca gorda” y “Megan es una zorra” fueron disparados sin piedad: Días después Megan Meiers de 13 años, se suicidó ahorcándose en su habitación. El FBI encontró en la computadora de Megan la última misiva de “Josh”; “Todos en O’Fallon te conocen y saben que eres una mala persona y todos te odian. Espero que el resto de tu vida sea una mierda. El mundo sería un lugar mejor sin tí”.
Tras las averiguaciones pertinentes, la policía descubrió que “Josh Evans” era un personaje ficticio creado por Lori Drew madre de la amiga de Megan, quien inventó el perfil de Josh Evans en un principio saber las cosas que Megan hablaba de su hija, pero al ver que ésta rompía con su hija decidió terminar “el noviazgo” de Josh con Megan y de paso vengarse ofendiéndola.
Esta historia parece ajena a nosotros, pero piénsele ¿Cuántas horas pasa su hija o hijo al frente de su computadora, conectada a Internet?, ¿Myspace o Facebook le parecen palabras conocidas?, ¿presumen sus hijos de nuevas amistades?, ¿considera que el internet está cambiando su carácter o modo de ser?, ¿está cambiando sus estilos de vestir, comer, actuar etc.?. No se me duerma, la ingenuidad de los jóvenes es un botín muy deseable para las malas entrañas que pululan en la red, tan simple como conocer el nombre de una persona y algunos datos sobre ella para iniciar ataques personalizados… El caso hoy relatado quizá nos remita a perversas y retorcidas circunstancias personales enclavadas en un círculo social específico, sin embargo, no necesariamente debe ser una venganza la razón de los ataques, miles de usuarios malintencionados están al acecho de nuestros jóvenes para vulnerar su ingenuidad y pervertirlos, dañarlos y generarles adicciones a drogas, sexo insano, enfermedades psicológicas y perversidades de todo índole.
Por enésima vez TUBA LIBRE, le sugiere vigilar los hábitos de navegación de sus hijos. Exíjales un uso de la red responsable sujeto a horarios convenientes. Ubique la computadora en un lugar visible dentro del hogar, permítale visitar cibercafés seguros -los que cuentan con cubículos de privacidad son peligroso ya que nadie verá lo que esta consultando-, desconecte el Internet por las noches antes de dormir, platique con ellos, que le cuenten de sus actividades en la red, oriéntelos, infórmese, créese una cuenta en Myspace, Facebook o Hi5 y entérese de lo que se trata. Para eliminar al enemigo, debemos conocerlo. La decisión es suya, sobre advertencia no hay engaño.
Este artículo se publicó en el periódico Ecos de la Costa de Colima, México.
Ahí’la.
lunes, 9 de junio de 2008
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