martes, 25 de diciembre de 2007

Cuento Navideño: Open source II



“Una providencial ráfaga de viento incursionó en la habitación en ese preciso momento con fuerza tal, que envió por los aires en una danza alegre las miles de cartas-petición recibidas en la última semana; una de ellas al ritmo de danzón circuló por el recinto varios segundos para caer como mariposa cansada en el regazo de San Nicolás quien con infantil emoción leyó la misiva enviada por un pequeño originario de América Latina según pudo leer; ¡Deus ex machina! exclamó en impecable latín, tengo la solución, escuchen les leeré la carta de José:”

Hola querido Santa:

Soy José tengo seis años y vivo en Latinoamérica; me encuentro muy jubiloso de que viene Navidad y de seguro me traerás muchos regalos, pero también estoy triste porque mi papá tuvo no sé que problemas con su trabajo. Mi papi trabaja haciendo dibujos para que los señores que venden cosas los pongan en los periódicos y vendan mucho; pero esta Navidad llegaron unos señores de micro no sé qué y le querían quitar la computadora a mi papá, y hacerle que pague mucho dinero. No sé por qué, y me asusta mucho que decían que mi papá era pirata, me molesta que hablen mal de mi papá porque él nunca se ha subido a un barco, y también que le quieran quitar el poco dinero que tenemos para pasarnos una bonita Navidad.

A mi papi lo pusieron muy nervioso los señores esos, y salió muy temprano a reclamar en la tienda de computadoras, yo estuve esperando a que regresara para que me platicara qué había pasado porque me sentía muy preocupado por mi papá.
Cuando llegó, corrí muy rápido a abrazarlo y preguntarle qué sucedió;, mi papi estaba triste y me dijo que había comprado la computadora en una tienda de computadoras “armadas” -no entendí bien eso de armadas, pero no quise interrumpirlo- y que no había comprado “una licencia” para que funcionara y que los dueños de esa licencia lo querían multar.

Santa: no entiendo por qué si compras una computadora tienes que pedir permiso para usarla, ¿Para qué querrías un aparato que no se puede usar?, ¿No se supone que si ya pagaste por la computadora ya es tuya?; ¿Qué pasa con las miles de escuelas que compran con trabajos una computadora para enseñarnos mejor a los niños que vamos a ellas?, ¿Necesitan permiso para usarla y enseñarles mejor a los niños?; todas esas personas que trabajan para que el mundo sea mejor, que nos ayudan a cuidar las plantas y animales, los que escriben cuentos para niños, o los que como mi papi ayudan a las demás personas para que les vaya mejor en sus negocios, ¿también se van a quedar sin poder usar su computadora?... ¡No es justo!, eso no es justo.

Mi amigo Manuel me dijo que su papá tiene una computadora muy buena y mejor que la de nosotros porque no tiene que pedirle permiso a nadie para usarla, ya que unos señores muy buenos se dedican a hacer que las computadoras puedan funcionar gratis y regalan a cualquier persona el derecho de usarlas. Ya le dije esto a mi papi y se puso muy contento, tan contento que rápidamente le cambió a nuestra computadora todas las cosas de los señores malos de micro no sé qué, por cosas gratuitas de los señores buenos. Según Manuel, los señores bondadosos nombran a sus trabajos open source y algo así como GNU y GPL no entiendo mucho de eso, pero les agradezco a todos su trabajo para el bien de la humanidad.

Santa: es injusto que unos señores digan que son dueños de millones de computadoras y que sólo si les pides permiso la puedes usar. Yo para mí no te pido nada esta Nochebuena, pero me gustaría que no les traigas nada a esos señores feos y envidiosos, y te pido que no le regales a nadie del mundo una computadora que no puedan usar porque sería muy malo que también a ellos les quitaran su dinero.
Mejor regálale a todos permisos gratis, esos de los señores bondadosos para que puedan usar su propia computadora sin tener que pedir permiso a nadie, creo que eso es lo justo.
Con cariño José.


P.D. Si se puede también te pido que a mi abuelito Martín le regales una dentadura nueva, ya que la que tenía se le perdió…”

Todo el staff se puso contento, Rodolfo y Pedro reanudaron sus albricias, Santa y Merlín también bailaron de gozo; la clave estaba en el Open Source. A partir de esta Navidad, Santa tomó la decisión más importante y trascendental para generaciones venideras. Regalar equipos con software de distribución libre, se acabó tener que pedirle permiso a Micro no sé qué y otros muchos mercenarios. La era Open Source ya llegó y llegó para quedarse.

Éste artículo se publicó el domingo 23 de diciembre de 2007, en el periódico Ecos de la Costa, de Colima, México.