domingo, 2 de marzo de 2008

¡Un pícaro sin suerte!



En los últimos dos meses he recibido por lo menos 50 correos electrónicos, relacionados con mi buena suerte en el mundo de los sorteos y regalos gratis en la web.


Mi correo electrónico ha ganado en más de 7 ocasiones la Lotería Inglesa (¿qué suerte no?, ahora soy el feliz propietario de más de 40 millones de libras esterlinas –bueno, antes tengo que depositar como 500 dólares para que se libere el pago-. Mi buena suerte ha sido tanta que tres respetables señores gerentes de bancos internacionales -absolutamente desconocidos para mí-, han tenido la gentileza de ofrecerme cuentas bancarias millonarias, en virtud de que sus dueños han muerto y al no ser reclamadas por los difuntos, yo podría adjudicármelas, previa mochada con el gerente del banco.
Las 7 plegarias que cada mañana ofrezco a las 11 mil vírgenes, Jesús y Buda finalmente han florecido, me acabo de enterar por mail que un ex marine gringo de nombre John no sé qué, está dispuesto a regalarme 300,000 dólares y su pensión de por vida a cambio de que alguna de mis hermanas, primas, amigas, o cualquiera se case con él para obtener su residencia legal en México; no le importa si está fea o bonita, chaparra o alta…. Sólo tengo que enviarle $ 1,000.00 dólares de garantía a su cuenta.
Por otro lado, me informan que un sudafricano puso a mi nombre (¿Por qué?, sepa) en el año de 1960, 20 acciones de una compañía minera de diamantes y que ahora valen cientos de miles de dólares, sólo tengo que pagar $700 dólares para el trámite y Voila, la lana será mía.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, Banamex me acaba de comunicar que mis cuentas bancarias serán congeladas en las próximas 24 horas, si no reconfirmo mis datos de cuentahabiente; nombre, domicilio, claves de acceso, passwords confidenciales, teléfonos, dirección, nombre de mi mascota, marca de carro, dónde guardo la llave de repuesto (del carro), la combinación de mi caja fuerte, a qué horas está mi casa sola, cuántos vivimos en ella, dónde están guardadas las llaves que tengo de las casas de mi suegra y la de mi mamá, así como el domicilio y teléfono de ambas, y un sinfín de trámites más; lo bueno es que dando todos estos datos no me bloquearán mis cuentas; lo malo es que no tengo cuentas en Banamex.
Por último, me llamó un señor del norte diciendo que era mi primo José y que tenía problemas en la frontera, que si le podía mandar $1,000 dólares para poder quitarse de encima a los estafadores de la aduana que no le dejaban pasar teles, cámaras, esquíes de nieve (yo creo que pa esquiar en el volcán) y unas botellitas de “güisqui” que me traía del gabacho. Lo bueno es que José traerá muchas cosas pa’ la familia y que el pendejo no sabe que no soy su primo.
Pero… pensándolo bien, tanto trámite y gastos para hacerme millonario no me laten. Mejor me quedo como estoy y sigo guardando mis centavitos y trabajando todos los días. No por nada dicen que la ambición mata.

Este artículo se publicó en los periódicos Ecos de la Costa y Correo de Manzanillo de Colima, México.
Ahí'la.