jueves, 1 de noviembre de 2007

PLC Solución tecnológica para zonas marginadas



El PCL o Power Line Comunications por sus siglas en Inglés es una tecnología que pretende aprovechar las redes eléctricas instaladas en prácticamente cualquier punto del mundo para transmitir paquetes de datos digitales de telefonía e internet a un bajo costo.

Con esto cualquier contacto eléctrico de casa u oficina puede convertirse en un punto de acceso a servicios digitales de telefonía o Internet de banda ancha a través de un pequeño dispositivo del tamaño de un cargador de celular llamado BPL o Broadband over Power Lines; lo que permitiría que poblaciones remotas a las que sí llega el tendido eléctrico, puedan disfrutar de los servicios digitales con igual calidad que la que reciben las grandes ciudades, por lo que el PLC apunta a ser un paliativo para el desarrollo educativo de países cómo México, que tiene rezagos en el rubro de la educación especialmente en las zonas marginadas y más alejadas de los centros urbanos donde la escasez de maestros y tecnología coartan seriamente el derecho universal de niños y jóvenes de tener una educación básica gratuita y de calidad.

La tecnología PLC a sido tomada muy en serio por las grandes empresas eléctricas de Europa, mucho más en serio que las empresas eléctricas estadounidenses por una sencilla razón, Las plantas eléctricas envían a través del tendido eléctrico flujos de grandes voltajes y amperajes con el fin de que el suministro llegué a los usuarios más alejados con buena calidad; sin embargo, antes de ser recibida en los hogares debe colocarse un reductor de voltaje y amperaje (transformador) para que la electricidad suministrada sea recibida con los estándares implementados por los organismos reguladores de energía de cada país; en Europa suele utilizarse un regulador o transformador de corriente por cada 10 a 50 hogares, mientras que en Estados Unidos se utiliza normalmente un regulador exclusivo para cada casa habitación o edificio que recibirá el servicio; Los flujos de datos digitales de PLC no pueden pasar cómodamente por estos transformadores y necesitan un filtro electrónico especial para pasar esa aduana; esta es la principal traba para que en estados unidos el PLC no sea tema prioritario ya que el costo de cada filtro para señal digital que tendrían que habilitar en cada punto de suministro sumaría una gran
Inversión.
En México al igual que en Europa el tendido eléctrico cuenta con transformadores para 10 a 50 hogares o edificios de bajo consumo por lo que la aplicación de la tecnología es viable; incluso la CFE en asociación con Alestra AT&T ha hecho bastantes pruebas de campo en ciudades como Morelia, el Estado de México y Nuevo León para lanzar en un futuro próximo el servicio.

Sin embargo, el enfoque netamente comercial que se le ha dado al PLC, dese el punto de vista de TUBA LIBRE no ha sido el adecuado, las grandes eléctricas y los Gobiernos de los países donde es viable su implementación no han visto el proyecto como parte integral del desarrollo de zonas marginales, no han dimensionado a cabalidad el gran impacto que para el desarrollo educativo, científico y social puede llegar a tener el PLC; simplemente hacer llegar las comunicaciones digitales a medios rurales o marginados, dotando a sus escuelas, bibliotecas, edificios administrativos, y pobladores en general de servicios digitales cómo Internet de banda ancha, telefonía, video y audio, y muchos más que bien podrían ser una herramienta básica para obtener materiales educativos, de investigación y servicios administrativos de alta calidad, además de desarrollo personal de los pobladores; en este tenor nos parece que los centros urbanos cuentan con múltiples opciones para recibir servicios digitales, por lo que ha nuestro juicio el PLC sería redundante en estas zonas; en cambio, aprovechar la enorme estructura de las redes eléctricas del país para llevar tecnología a los sitios más alejados no puede traducirse en otra cosa más que en desarrollo educativo, económico y social.

Esta columna se publicó el jueve 1 de noviembre de 2007 en el periódico Ecos de la Costa de Colima, México.